Federico Pous (University of Michigan)
El texto de Ana Ross se ocupa, como bien lo aclara ella en el primer párrafo, de tejer relaciones entre “el movimiento estudiantil mexicano y el movimiento brasilero Tropicália” como “parte del impulso revolucionario internacional de 1968.” Para ello trabaja fundamentalmente el concepto de máquina de guerra (Deleuze/Guattari) que le permite pensar ambas experiencias como expresiones de un momento histórico particular. La lectura del texto me condujo a situar la pregunta del consenso en dos niveles. De un lado, ambos movimientos se enfrentan contra estructuras consensuales particulares de la época (la educacional en México y la musical en Brasil) para deslizarse por entre sus garras. Del otro, en cuanto al desarrollo de ambos movimientos, ¿Se logra un consenso en cuanto al modo de torcer o escapar de estas estructuras? Y más allá, en cuanto a la propia propuesta ¿Cómo funcionan allí los acuerdos y las disidencias?
El texto de Ana Ross se ocupa, como bien lo aclara ella en el primer párrafo, de tejer relaciones entre “el movimiento estudiantil mexicano y el movimiento brasilero Tropicália” como “parte del impulso revolucionario internacional de 1968.” Para ello trabaja fundamentalmente el concepto de máquina de guerra (Deleuze/Guattari) que le permite pensar ambas experiencias como expresiones de un momento histórico particular. La lectura del texto me condujo a situar la pregunta del consenso en dos niveles. De un lado, ambos movimientos se enfrentan contra estructuras consensuales particulares de la época (la educacional en México y la musical en Brasil) para deslizarse por entre sus garras. Del otro, en cuanto al desarrollo de ambos movimientos, ¿Se logra un consenso en cuanto al modo de torcer o escapar de estas estructuras? Y más allá, en cuanto a la propia propuesta ¿Cómo funcionan allí los acuerdos y las disidencias?
En un segundo nivel (y esto quizá excede el trabajo de Ana aunque bien podría pensarse a la máquina de guerra como el elemento articulador que nos permite llevar a cabo la comparación) me pregunto si existe o no un consenso sobre la potencialidad revolucionaria de 1968. Mucho se ha escrito y dicho al respecto, ya sea con discursos más tajantes o más dubitativos, más militantes o más analíticos. Pero en nuestro año 2007 que nos pasa velozmente por doquier, ¿Podemos cuestionar las estructuras consensuales de la Universidad? ¿Podemos hacer algo al respecto, o el impulso revolucionario del 68 ya ha sido absorbido por estas estructuras? ¿Cómo entramos y salimos hoy de nuestras propias estructuras consensuales? El trabajo de Ana nos inspira a pensar y creer que aun es posible desplazarse más allá y más acá de ellas.
No comments:
Post a Comment