Monday, January 14, 2008

Commentary to Brent Calderwood’s Vice and Consent: The Question of Rape in Hardy’s Tess of the d’Urbervilles

Maxime Forester (University of Michigan)

Tess of the d’Ubervilles, comme tant d’autres romans victoriens par ailleurs, pose crûment la question de la violence sexuelle dans un contexte où la politique des affects diffère radicalement de celui que connaît aujourd’hui l’Amérique de Nord après les avancées du féminisme anti-sexe dans les années 70 et 80. Le présent article esquisse la problématique inhérente à ce qui pourrait être une épistémologie du viol mise en branle dans le chef d’œuvre de Thomas Hardy. Entre dogmatisme et aporie, la question du viol butte sur une approche constructiviste des pratiques sexuelles qui interdit de calquer sur la société victorienne les critères que nous appliquons dans la société nord-américaine contemporaine. Il en serait de même, par exemple, pour Les confessions de Lady Nijo, récit médiéval japonais dans lequel une courtisane met en scène son dépucelage par l’Empereur alors qu’elle était à peine pubère. Textes, contextes, prétextes, autant de paramètres qui brouillent l’appréciation éthique d’une esthétique de la violence sexuelle. Sans compter, mais c’est ici ouvrir un autre chantier qui nous renvoie cependant à la notion de consentement, qu’il faudrait aussi interroger la littérature SM sur la théâtralisation de la violence et la cartographie d’un corps en proie à la souffrance érogène. On aura compris, à la lecture de cet article, qu’utiliser le féminisme anti-sexe d’une Dworkin ou d’une MacKinnon comme seule grille de lecture plomberait l’exégèse de la plupart des textes où il est question de violence sexuelle. Les écrits notamment de Gayle Rubin, Pat Califia et Dorothy Alison ont permis de donner au féminisme pro-sexe la possibilité d’aérer et enrichir considérablement la critique littéraire de la sexualité en général et du viol en particulier.

Commentary on David Gregory’s The Righteous Empire: An Imposition to the Other in Why We fight? and Syriana

Christian Kroll (University of Michigan)

In The Righteous Empire: An Imposition to the Other in Why We fight? and Syriana, David Gregory analyzes how the documentary Why We Fight and the movie Syriana question the American government´s “discourse of homogeny and equality […] that does not and cannot permit dissidence.” He claims that both films expose how this discourse is manufactured as well as what he considers to be the real reasons behind the ongoing war in Iraq, namely, securing resources (oil) and feeding the military-industrial complex that sustains economic development in order to perpetuate the American way of life. Moreover, and even though this discourse has been present throughout the twentieth-century, Gregory asserts that its intensity and self-referentiality have perilously increased in the aftermath of 9/11. As a result, ideals or concepts such as “freedom” and “democracy” are used only rhetorically to achieve a unilateral and artificially created consensus regarding the necessity of the ongoing “war on terror,” a consensus that disguises the American self-proclaimed “right” to police the world and the “real” concrete reasons behind the war. As Gregory states it, “to be free becomes a mirage, an excuse to follow and to create a false consent.” This unilateral consensus was succinctly expressed by President Bush in his famous reenactment of Carl Schmitt’s reduction of the political to the distinction between friends and enemies: “You are either with us or against us.” Of course, who gets to be considered as friend and who as enemy is always defined a priori and therefore becomes an intrinsic and determinant component of the manufacturing of unilateral consensus.
Gregory’s analysis of the way the war was justified and the possibility of art to create and express dissent is a necessary one, but his paper also posits important questions for our convoluted times: What is the role of the people when the state and the government that supposedly represents them deems its opinion and political participation as inconvenient and unnecessary? Is it still possible under such circumstances to talk about “democracy” or must we accept the ineffability of those in power and the validity of their imposed consensus? Moreover, is consensus possible at all, or is it the disguised imposition of the will of the most powerful and therefore always manufactured and artificially created?
As such, Gregory’s paper works not only as a starting point to discuss the “discourse of homogeny and equality […] that does not and cannot permit dissidence,” but also as a wakening call to those living under the shadow of a unilateral and artificially created consensus that conceals the ongoing state of emergency in which we live.

Comentario a Tropicália en Brasil y movimiento estudiantil en México: entrando y saliendo de las estructuras consensuales de 1968, de Ana Ros

Federico Pous (University of Michigan)

El texto de Ana Ross se ocupa, como bien lo aclara ella en el primer párrafo, de tejer relaciones entre “el movimiento estudiantil mexicano y el movimiento brasilero Tropicália” como “parte del impulso revolucionario internacional de 1968.” Para ello trabaja fundamentalmente el concepto de máquina de guerra (Deleuze/Guattari) que le permite pensar ambas experiencias como expresiones de un momento histórico particular. La lectura del texto me condujo a situar la pregunta del consenso en dos niveles. De un lado, ambos movimientos se enfrentan contra estructuras consensuales particulares de la época (la educacional en México y la musical en Brasil) para deslizarse por entre sus garras. Del otro, en cuanto al desarrollo de ambos movimientos, ¿Se logra un consenso en cuanto al modo de torcer o escapar de estas estructuras? Y más allá, en cuanto a la propia propuesta ¿Cómo funcionan allí los acuerdos y las disidencias?

En un segundo nivel (y esto quizá excede el trabajo de Ana aunque bien podría pensarse a la máquina de guerra como el elemento articulador que nos permite llevar a cabo la comparación) me pregunto si existe o no un consenso sobre la potencialidad revolucionaria de 1968. Mucho se ha escrito y dicho al respecto, ya sea con discursos más tajantes o más dubitativos, más militantes o más analíticos. Pero en nuestro año 2007 que nos pasa velozmente por doquier, ¿Podemos cuestionar las estructuras consensuales de la Universidad? ¿Podemos hacer algo al respecto, o el impulso revolucionario del 68 ya ha sido absorbido por estas estructuras? ¿Cómo entramos y salimos hoy de nuestras propias estructuras consensuales? El trabajo de Ana nos inspira a pensar y creer que aun es posible desplazarse más allá y más acá de ellas.

Comentario a Interpretaciones Político-Literarias del Martín Fierro, de Fabio Szteinhendler

Javier Iaz (University of Michigan)

Interpretaciones Político-Literarias del Martín Fierro oscila entre una exposición de las diferentes vertientes interpretativas de la obra de José Hernández y el análisis del gaucho como sujeto político por ensayistas argentinos relacionados con la formación del estado nacional argentino (Sarmiento, Alberdi, Quesada, Lugones y Astrada). No debemos dejarnos engañar por su título que parecería querer llevarnos directamente al seguimiento de diferentes análisis “político-literarios” del Martín Fierro. En cambio, desde su inicio la propuesta será más bien de una desarticulación de interpretaciones estético-literarias como preámbulo a la lectura del Martín Fierro, llevándolo a un plano de crítica o denuncia política y sugiriendo el desplazamiento de la obra hacia la configuración de la misma como documento histórico. El análisis, de este modo, se enfoca en su personaje central como sujeto histórico junto a sus circunstancias coyunturales que pasan a formar parte de una “fuente documental” que parece intentar informar el debate sobre la relación entre texto y contexto desde un punto de vista sociológico.

Comentario a De cartografías por-venir, de Gonzalo Percovich

Ofelia Ros (University of Michigan)

El artículo convoca a los estudios sobre la historia del psicoanálisis a un giro hacia una genealogía a la manera foucaultiana o una cartografía a la manera deleuziana que disloque el lugar de oficialidad instituida que el psicoanálisis ostentó durante décadas opacando su capacidad subversiva.

Particularmente me interesa la articulación esbozada por el autor entre el cuestionamiento del lugar del analista y el del crítico literario. A partir del anterior se desprenden preguntas como: ¿cuál es el precio que paga la crítica literaria por su institucionalización? ¿cuál el precio de su asociación con el discurso universitario de saberes certeros y acumulables que sostienen la ilusión de control sin riesgo sobre el mundo y el sí mismo al servicio de una mayor eficacia en evaluar los cánones esperados de los individuos? ¿Cuál es el precio que paga la crítica literaria cuando mediante la ostentación de la eficiencia de su conocimiento sutura la particularidad subjetiva de lo que aborda? ¿Acaso en tanto críticos no corremos el riesgo de adherir a promesas que auguran una rápida y eficaz felicidad, conduciendo al sujeto a lo que suponemos bueno para su vida y hasta revolucionario, desconociendo absolutamente ese más allá de opacidad que habita en todo otro? ¿Cómo enfrentar la verborragia semántica de nosotros, los críticos literarios, en la que prolifera el sentido, el bla bla bla que engrosa el goce que retiene narrativas y eventos en una posición subjetiva de lamento lacerante opacando su capacidad subversiva? El autor propone que es en el quiebre de las cadenas asociativas, en la ruptura de la dimensión de la comprensión que se abre un espacio y un instante que nos habilita a toparnos con una verdad del sujeto que lo desprende de una certeza yoica. Por ende, los momentos más fuertes de un análisis no se juegan en el registro de la comprensión, sino en los instante en que ésta se suspende. Podríamos afirmar siguiendo al autor, que críticos en tanto analistas y analistas en tanto críticos, más que ir a la búsqueda del objeto de conocimiento nos encontramos con éste en la apertura de un porvenir. Nuestra intervención es en el instante de dislocación de la certeza yoica, en palabras del poeta argentino Arturo Carrera, “ese oro de la no intención, el oro de no durar, de no tener, de no saber, de hacer el signo con absoluta humildad.” Instante que analistas y críticos estamos no sólo convocados sino compelidos a atisbar, dado que el sujeto es producto del acontecimiento que allí adviene y se reinventa en él.

Comentario a "Between Planes" de Juan Carlos Quiñones

Mariam Colón y Manuel Chinchilla (University of Michigan)

"Between Planes", fragmentos del libro Autobiografía de todos los nombres el nombre, invita a reflexionar sobre la relación entre literatura y vida. En el texto la escritura aparece como ejercicio terapéutico, es decir, se considera el potencial de la literatura para generar una ‘salud’(Deleuze), una vida posible, que se sustente tanto de lo vital como de su propia finitud. El texto parte del exceso, de la acumulación de autores, textos, cuerpos, experiencias, generadores de diferencia que nos llevan a considerar la dinámica entre consenso y singularidad. Se propone un espacio negativo en donde lo marginal es recuperado en toda su excepcionalidad y desde el cual es posible cuestionar una normatividad que busca definir el canon literario, la identidad, la sexualidad, etc.